El Mundo Post-Liberal

Israel Centeno

El mundo ha entrado en una fase de reconfiguración geopolítica. El liberalismo globalista y democrático, que dominó el siglo XX, ya no es la ideología rectora. Su colapso ha dado paso a un orden pragmático, autoritario y multipolar, donde el nacionalismo, la tecnocracia y el populismo han desplazado los ideales de soberanía popular y derechos individuales.

Estados Unidos, aunque sigue siendo una potencia, ha perdido su hegemonía global. China y Rusia han tomado posiciones estratégicas, Europa está atrapada en su propia crisis de identidad, y regiones como África y el mundo árabe han optado por alianzas pragmáticas, sin apego a valores ideológicos.

El siglo XXI ya no pertenece al liberalismo.

1. Latinoamérica: Iliberalismo por Naturaleza

Latinoamérica nunca fue plenamente liberal. Históricamente ha operado bajo caudillismo, populismo y economías dirigidas por el Estado. La alternancia entre gobiernos de izquierda y derecha no ha cambiado la estructura de poder, dominada por redes informales de influencia y corrupción sistémica.

• Tres tendencias principales:

• Autoritarismos pragmáticos → Bukele en El Salvador, Milei en Argentina.

• Socialismos clientelistas → Venezuela, Bolivia, Nicaragua.

• Dependencia económica de China → Brasil, Perú, Chile.

• China y Rusia han desplazado a EE.UU. como socios comerciales y estratégicos.

• La democracia seguirá existiendo como un rito, pero el poder real estará en estructuras opacas de influencia.

En el nuevo orden global, Latinoamérica no será un actor clave, sino un territorio de influencia económica para potencias externas.

2. Asia: El Nuevo Centro del Mundo

Mientras Occidente sigue atrapado en crisis políticas e ideológicas, Asia ha tomado el liderazgo económico y tecnológico global.

• China domina la región con un modelo antiliberal de control estatal y capitalismo tecnocrático.

• India juega su propio juego, sin alinearse completamente con EE.UU. ni con China.

• Japón y Corea del Sur siguen en la órbita estadounidense, pero su supervivencia depende de China.

• El Sudeste Asiático ya está bajo dominio económico chino, con democracias frágiles que solo buscan estabilidad.

Asia será el epicentro del siglo XXI, desplazando a Occidente como el eje del poder global.

3. Europa: El Viejo Continente en Declive

Europa atraviesa una crisis existencial. Su modelo liberal y globalista se ha fragmentado, mientras el nacionalismo y el pragmatismo resurgen en varios países.

• La Unión Europea está fracturada, con Hungría, Polonia e Italia resistiendo el modelo globalista.

• Francia y Alemania aún sostienen la visión globalista, pero con economías debilitadas y crisis migratorias internas.

• El Reino Unido sigue perdido tras el Brexit.

• Europa es un imperio burocrático en decadencia: sin poder militar real, con crisis energética y sin estrategia frente a China y Rusia.

Sin un cambio de rumbo, Europa se volverá irrelevante en la política global.

4. África: La Nueva Colonia de China y Rusia

África se ha convertido en el mayor campo de batalla geopolítico, con Occidente perdiendo influencia frente a China y Rusia.

• China controla los recursos africanos mediante préstamos e infraestructura.

• Rusia ofrece estabilidad a cambio de influencia militar (Grupo Wagner en el Sahel).

• EE.UU. y Europa han perdido capacidad de influencia, salvo en aspectos humanitarios.

• El modelo democrático es prácticamente inexistente: golpes de Estado y corrupción dominan la política.

África es un territorio de explotación y disputa entre las potencias, sin un futuro definido dentro del nuevo orden global.

5. Estados Unidos: ¿Qué Queda de su Hegemonía?

Estados Unidos sigue siendo una potencia, pero ha pasado de ser un imperio global a un jugador más dentro de un mundo multipolar.

• En América Latina, su control político se ha debilitado, pero sigue dominando el comercio y la seguridad.

• En Europa, mantiene la OTAN, pero los europeos buscan autonomía.

• En Asia-Pacífico, sigue aliado con Japón, Corea del Sur y Australia, pero China es la fuerza dominante en la región.

• En África y Medio Oriente, su influencia se reduce cada vez más.

Estados Unidos ya no dicta las reglas del mundo, sino que se adapta a un equilibrio de poder cambiante.

6. Los Estados Fallidos: Piezas Que No Encajan

Existen países que no encajan en ninguna estructura funcional de poder, convirtiéndose en cápsulas del tiempo sostenidas por mafias, ideologías muertas o redes criminales.

• Cuba: Un Estado mafioso-clientelar, dependiente de la economía sumergida.

• Venezuela: Un narcoestado híbrido, sin proyecto ideológico real.

• Nicaragua: Un arcaísmo personalista, donde Ortega es peor que Somoza, consolidando un modelo represivo sin posibilidad de reforma.

Estos países no tienen un futuro claro y funcionan como refugios de criminalidad y desestabilización.

También existen territorios donde el Estado ha colapsado completamente, dando paso a estructuras de crimen transnacional:

• Haití: Controlado por bandas armadas.

• El Sahel: Zona de influencia de yihadistas y mercenarios rusos.

• Somalia, Sudán, Yemen: Mercados negros de armas y comercio ilícito.

Lejos de desaparecer, estos Estados seguirán funcionando como plataformas de caos dentro del nuevo orden global.

7. Canadá: Un Satélite Occidental

Canadá sigue siendo una pieza del bloque occidental, pero con menos autonomía.

• Económicamente, depende completamente de EE.UU.

• Mantiene políticas globalistas, mientras el resto del mundo gira hacia el pragmatismo.

• Posee recursos estratégicos, pero su explotación está limitada por restricciones ambientales.

En un mundo multipolar, Canadá será un espectador sin influencia propia.

Un Mundo Multipolar y Antiliberal

El liberalismo globalista ha colapsado y ha sido reemplazado por un orden pragmático, donde:

• China lidera el bloque económico y tecnológico.

• Rusia expande su influencia militar y política en Eurasia y África.

• EE.UU. sigue siendo una potencia, pero sin hegemonía absoluta.

• Europa se debilita y se vuelve irrelevante.

• Latinoamérica, África y el mundo árabe se alinean según intereses económicos, no ideológicos.

El futuro no será liberal ni democrático, sino pragmático, autoritario y controlado por actores estatales y corporativos.

Estados Unidos ya no es el árbitro del mundo. Europa es un imperio burocrático en decadencia. El centro del poder global se ha desplazado a Asia, y el resto del mundo se reconfigura en función de intereses estratégicos, sin apego a los valores democráticos del siglo XX.

El liberalismo no cayó por una revolución. Se está erosionando desde dentro.


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